El nombre de Ramón Freixa no necesita mucha presentación para los aficionados a la gastronomía debido a su gran prestigio y reconocimiento. Los establecimientos del cocinero destacan por su cocina atrevida pero de raíces y con un mimo absoluto por el producto y una capacidad técnica impresionante siempre al servicio del plato. El trabajo duro, la dedicación y el éxito y reconocimiento de su cocina han llevado a Freixa a abrir restaurantes en Barcelona, Panamá o Cartagena de Indias, además del establecimiento madrileño, en el que agasaja a sus clientes con nuevas creaciones y la actualización de platos tradicionales basados siempre en materias primas de gran calidad y de temporada.
Freixa asegura que su dedicación a la cocina y la restauración la tiene marcada en su ADN y recuerda que “mis abuelos maternos eran pasteleros y tenían un horno de pan y de mi infancia recuerdo aquel olor a pan recién hecho”. De pequeño Freixa quería dedicarse al mundo de la canción “pero a una edad bastante temprana me di cuenta de que no servía para eso y focalicé toda mi atención en la cocina”. En el horno de sus abuelos maternos Freixa comenzó a experimentar y jugar con la harina y el azúcar, haciendo sus primeras incursiones en lo que terminaría siendo su gran pasión, la pastelería. “Soy muy goloso y la pastelería es una de mis grandes aficiones”, dice Freixa, que se reconoce amante del chocolate. Esta amor por la pastelería han llevado al prestigioso chef a marcarse como reto para el futuro la puesta en marcha de un negocio relacionado con este sector.
El prestigioso chef asegura que “la infancia, la adolescencia y el entorno en el que te has criado marca tu carácter y las bases de tu personalidad pero también evolucionas y te vas formando” y recuerda que “tuve la gran suerte de que mis padres me llevaran con ellos de ruta gastronómica de manera que desde muy pequeño he podido comer en algunos de los mejores restaurantes del mundo”. De esta manera, según Freixa, ha educado su paladar “porque el paladar es una cosa que se educa, nadie nace son él educado”.
El restaurante de Ramón Freixa en Madrid destaca por su estética moderna, su decoración espectacular, con toques actuales pero combinados con aspectos que recuerdan a un club inglés, con pocas mesas y precedido por una agradable terraza de verano. De sus fogones surge una cocina de autor que sorprende por sus elaboraciones, coherentes, muy bien presentadas y con productos de excelente calidad. Su carta combina la vanguardia y la tradición, con propuestas como el bacalao “como en el Freixa Tradició”, con espinacas, tomates, ciruelas y piñones o el lomo de ciervo con coles de bruselas con tinte de regaliz.
“Mi objetivo final es que el comensal se lo pase bien. Cuando llevas un plato a la mesa enseguida ves si al cliente le gusta o no, si disfruta o no con la propuesta” dice Freixa, que mantiene que “los clientes no vienen al restaurante a comer porque tengan hambre sino que vienen a disfrutar y a pasarlo bien con la comida y ese es el reto que nos marcamos cada día cuando nos ponemos manos a la obra”. Freixa asegura que el mayor reconocimiento para un cocinero se produce cuando el plato llega limpio de vuelta a la cocina “señal inequívoca de que al cliente le ha gustado y que has acertado con tu propuesta” y asegura que “lo que proponemos en el restaurante son espacios de felicidad, la posibilidad de pasar unas horas disfrutando de la buena comida y de propuestas diferentes porque comer los clientes pueden comer en muchos sitios”.
La cocina de Freixa es vanguardista, con platos muy elaborados y una puesta en escena espectacular tanto de su decoración interior como en la presentación de los platos que siempre están acompañados por dos o tres pequeños platos complementarios que provocan una sensación muy divertida durante la degustación de los mismos.
El establecimiento da al comensal la posibilidad de comer a la carta, pero también existen 3 menús degustación, que de menos a más son el Emoción en 90 minutos, La Experiencia y el Gran Frx llamado también Gran Menú, que incluye Introducción, 2 entrantes, un pescado, una carne, quesos y el Gran Postre. En cada uno de los menús degustación de Ramón Freixa se cumple el ideal de su cocina, innovadora, ingenua y lúdica. Un perfecto equilibrio de sabores, olores y colores, en un tranquilo y elegante ambiente.